martes, 26 de junio de 2012

Hombre equilibrado

Un hombre bien equilibrado es siempre agradable; está formado de una madera dura y tierna y de exquisito perfume a la vez. Su unica aspiración es el bienestar, la limitación en lo conveniente. Sabe diferenciar los beneficios de los perjuicios; consigue trocar en facilidades los obstaculos y halla la fortaleza en los peligros que a los demás anulan y destruyen.

De todo cuanto ve y oye y le acontece logra una consecuencia favorable. Antes que nada es un verdadero principio de selección. Deja pasar las cosas sin retenerlas. 

Se complace en su propia sociedad, aunque está dotado para frecuentar y comprender los libros, los hombres y los paisajes. Por eso, hace a los demás y a los demás un verdadero honor cuando se digna escoger, aceptar, o simplemente confiarse.

Reacciona lentamente, con esa lentitud hija de la circunspección y del orgullo preconcebido. Nunca marcha en busca de las seducciones; se limita a examinarlas. No cree en la "mala suerte" ni en las "faltas". Si es preciso destruye a los demás, incluso a sí mismo, y llega hasta el olvido. Tiene la suficiente fortaleza para todo -inevitablemente- se cambia en favorable para él...

Pues bien; soy lo contrario de un decadente, por que este hombre que acabo de describir soy yo mismo.

Fragmento tomado de Ecce Homo, I, Por que soy tan sabio II. de Friedrich Nietzsche